Papicha es la ópera prima de la directora Mounia Meddour estrenada en el Festival de cine de  Cannes 2019, en su sección Un Certain Regard y ganadora del Premio de la Academia del Cine Francés, en las categorías ópera prima y actriz revelación para su protagonista Lyna Khoudri. Meddour nos traslada a la Argelia de 1997, donde vivió parte de su juventud, una nación sumida en una guerra civil donde grupos extremistas islámicos buscaban imponer su doctrina a través del terror, coaccionando a la población civil. Las mujeres eran especialmente su blanco de represión, al ser consideradas un ser inferior que no puede tener algún tipo de ambición más allá de casarse y servir a su esposo, no pueden estudiar, o trabajar, deben cubrir su cuerpo con un velo negro  y todas las decisiones sobre su vida son tomadas por los hombres de su familia.

Nedjma una joven universitaria que sueña con ser diseñadora de moda, se opone a las nuevas prohibiciones impuestas por los radicales y como símbolo de lucha por la libertad, decide organizar un desfile de moda utilizando como inspiración el haik blanco, prenda femenina argelina, considerada un emblema de la resistencia nacional contra el colonialismo francés, durante su independencia a finales de los 50s, una manera simbolica de oponerse a la exigencia del uso de los hijabs negros y demás imposiciones de los extremistas.

Tras la música original encontramos al francés ROB o Robin Coudert, reconocido por su trabajo con la directora Rebecca Zlotowski, en películas como Belle Epine, Grand Central, Planetarium y recientemente por su participación en la película de terror Gretel & Hansel (Oz Perkins, 2020).  En Papicha, su música se divide en dos líneas, la primera está destinada a ambientar los momentos de terror, tiranía, acompañando el radicalismo de los fundamentalistas, y la segunda, tal vez la más notoria e importante, se centra en el conflicto emocional de nuestra protagonista, en su dolor, su rabia y frustración frente a la injusticia y la negación de sus derechos, pero también en su energía, su creatividad como una vía para sublimar la opresión y declarar su grito de libertad. Rob opta por el uso de sintetizadores, haciendo una alusión clara a la modernidad, a la evolución natural que tienen las culturas, reprimida y negada por estos grupos fundamentalistas. 

Los banda sonora la complementan la música pre existente de artistas argelinos como Haminou, Raïna Raï, Fouaz La Class o Beihdja Rahal, a los qué se le suman el House de Technotronic y la fusión de Ini Kamoze con su famosa Heres Comes the Hotstepper, canción qué fue todo un referente en el mundo de la moda por su constante utilización en las pasarelas y su aparición en la película Prêt-à-Porter de 1994. Esa mezcla de los ritmos argelinos, con los de la cultura occidental representa también esas generaciones de mujeres donde lo moderno, se fusiona con las tradiciones sin problema alguno,  y que fueron denominadas como papichas, mujeres que necesariamente no reniegan de una tradición, sino que toman lo mejor de ella, como constructo de su identidad, pero también asumen la transformación y la modernidad como parte de su cultura, tal vez por esta razón veo más conveniente el nombre con que la película llegó a España Papicha, sueños de libertad y no con el que llegó a nosotros Perseguida por la tradición, pues nuestra protagonista, no es amenazada por parte de su tradición sino por la represión de grupos radicales que quieren imponer un retroceso cultural y religioso.