Hablemos del amor más sincero que existe. Ese que, dentro y fuera del cine, nos ha demostrado ser una de las fuerzas más grandes: aquel que nos sorprendió en Maléfica o que en Room nos llenó de valentía; el amor maternal. Con base en ese amor se construye Regresa a mí una historia fría, cruda, emocional y directa que refleja la relación entre Holly (Julia Roberts), una madre preocupada, y su hijo drogadicto, Ben Burns (Lucas Hedges), en la víspera de Navidad en donde Ben decide regresar a casa de rehabilitación, enfrentándose con todo su pasado.

La cinta está dirigida por Peter Hedges, quién imprime una crudeza realista en la narración de una adicción a las drogas, alejándose de los relatos romanticistas de esta problemática y mostrándolo desde una óptica íntima y familiar, lo que la hace más impactante y emotiva. La actuación de Roberts y Hedges transmite un vínculo complejo y doloroso que permite que el público sufra a la par de la madre y llegue a entender al hijo. La composición de las escenas, la actuación, el argumento y el libreto estuvieron pensados, seguramente, para incidir en el público con tanta fuerza que al final cada uno saliera pensando “ese es el verdadero mundo de las drogas”.

En cuanto a la banda sonora tenemos al compositor Dickon Hinchliffe, un artista no tan sonado dentro del medio pero con una larga trayectoria con cintas como Lazos de sangre o Keeping Mum que compone una serie de piezas incidentales que apelan más al terror que al dramatismo o la melancolía. La banda sonora crea una atmósfera tensa de suspenso que no se rompe sino hasta el final con un cierre fuerte y desesperante en la música que logra que todas las emociones que se fueron cargando desde el inicio, se quiebren como una cascada. Es una composición que evoluciona con lentitud en la película y que durante del primer tercio de la misma parece inexistente, pero que cumple una función crucial para el resultado final.

Regresa a mí demostró que es posible hablar de drogas en el cine sin caer en los lugares comunes retratados por la industria: el narcotráfico puro y duro en los filmes de acción o la idealización del uso de drogas como un atractivo adolescente. El realismo de la cinta sorprende con actuaciones conmovedoras y esta pasa a ser, seguramente, otra de las emblemáticas actuaciones de Roberts, la pieza clave del engranaje detrás de la entrega de Hedges.