A mediados de los 90s el ornitólogo francés Christian Moullec, comenzó a perseguir su inverosímil sueño de enseñarle a los gansos pigmeos, una nueva ruta de migración entre Suecia y Francia, y evitar así la inminente extinción de la especie. El científico sabía que la migración era un hábito transmitido de los padres a sus crías, así que junto a su esposa Paula, decidió incubar 33 huevos, suplantar a su padres, criarlos  y enseñarles la nueva ruta.

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Esta fascinante historia inspiró al director Nicolas Vanier, un explorador a quien le gusta plasmar el amor que siente por la naturaleza en sus películas, a filmar la emotiva Abre tus alas (Donne-moi des ailes). Aunque el mismo Christian Moullec colaboró con el guión, Vanier se permitió algunas libertades creativas y cambió un poco la historia; ahora el cómplice del científico será su hijo adolescente, aficionado a los juegos en línea y con el cual no tiene muy buena relación, la salvación de la especie se convertirá en un proyecto en común que los unirá como padre e hijo.

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Armand Amar, quien ha trabajado con el director en películas como Belle y Sebastián (2013) y  La Escuela de la vida (2019), es el encargado de la música original; como es usual en su obra, el compositor nos regala una preciosa partitura llena de melodías emotivas, vibrantes, sin mayores pretensiones que ambientar los diferentes momentos y exaltar el espíritu de esta tierna aventura. Acá el piano, la guitarra y la voz femenina son los protagonistas, para ello Amar cuenta nuevamente con la colaboración de la cantautora Anne Sophie Versnaeyen, quien lo ha acompañado en diferentes proyectos desde el 2010 y del cantautor Mathieu Coupat.

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Se podría decir qué Abre tus alas, es una película sin mayores pretensiones, sin grandes giros de guión y con un final predecible, no obstante esto no le quita su valor, es una historia sencilla, inspiradora, que nos reconecta con la vida, qué nos hace creer nuevamente en la humanidad, donde aún existen estos seres locos y apasionados que entregan su vida por un mundo mejor. No se ustedes, pero tiendo a pensar que en un año tan particular como el que nos ha tocado vivir, una dosis de estas historias caen bastante bien.